Compartimos la reflexión del Evangelio para este domingo 16 de noviembre.

       Evangelio según san Mateo  (25,14-30)  

14 El Reino de los Cielos es también como un hombre que, al salir de viaje, llamó a sus servidores y les confió sus bienes. 15 A uno le dio cinco talentos, a otro dos, y uno solo a un tercero, a cada uno según su capacidad; y después partió. En seguida, 16 el que había recibido cinco talentos, fue a negociar con ellos y ganó otros cinco. 17 De la misma manera, el que recibió dos, ganó otros dos, 18 pero el que recibió uno solo, hizo un pozo y enterró el dinero de su señor.

19 Después de un largo tiempo, llegó el señor y arregló las cuentas con sus servidores. 20 El que había recibido los cinco talentos se adelantó y le presentó otros cinco. “Señor, le dijo, me has confiado cinco talentos: aquí están los otros cinco que he ganado”. 21 “Está bien, servidor bueno y fiel, le dijo su señor, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor”. 22 Llegó luego el que había recibido dos talentos y le dijo: “Señor, me has confiado dos talentos: aquí están los otros dos que he ganado”. 23 “Está bien, servidor bueno y fiel, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor”.

24 Llegó luego el que había recibido un solo talento. “Señor, le dijo, sé que eres un hombre exigente: cosechas donde no has sembrado y recoges donde no has esparcido. 25 Por eso tuve miedo y fui a enterrar tu talento: ¡aquí tienes lo tuyo!”. 26 Pero el señor le respondió: “Servidor malo y perezoso, si sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido, 27 tendrías que haber colocado el dinero en el banco, y así, a mi regreso, lo hubiera recuperado con intereses. 28 Quítenle el talento para dárselo al que tiene diez, 29 porque a quien tiene, se le dará y tendrá de más, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. 30 Echen afuera, a las tinieblas, a este servidor inútil; allí habrá llanto y rechinar de dientes”.

Palabra del Señor.

 

REFLEXION:

A cada uno de nosotros el Señor nos confió, nos dio talentos, especialmente en el matrimonio, como servidores de la vida, la familia es donde debemos hacer fructificar ese talento, es donde no hay lugar para perezas y holgazanerías.

En primer lugar en la trasmisión de la vida, decirle al Señor que en el hijo está la multiplicación de esos talentos, en lo cotidiano, en el quehacer  doméstico, en la educación de los hijos, en fructificar el Amor.

Es en la familia donde se aprende a conocer esos  talentos, el lugar donde aprendo a negociarlos, a multiplicar con humildad y alegría los dones  recibidos de Dios, a cada uno de manera diferente, no es importante  si es mucho o poco, lo importante es multiplicarlos para Dios y lo hermanos.

Poner en común lo mejor de cada uno de nosotros. Sabiendo que, poniéndolo en común, lo ponemos en una especie de “plazo fijo” que se llama familia, donde el aporte de todos rinde siempre mucho más de lo que puede rendir en la cuenta personal de cada uno.

 

PREGUNTAS:

-¿En nuestras familias, nos esforzamos por lograr fructificar los dones recibidos o nos conformamos con la comodidad de la rutina, por miedo a perderlo todo?

-¿Ayudamos a nuestro hijos a descubrir los dones recibidos, hacerlos crecer y ponerlos al servicio de los demás?

-¿En la familia somos fieles testimonio del Amor de Dios, haciendo fructificar los dones recibidos?