(Fuente: La Nación) Durante un día, más de 350 especialistas en salud mental de distintas partes del mundo se reunieron en Roma para debatir sobre el psicoanálisis multifamiliar, un modelo terapéutico creado por el doctor Jorge García Badaracco.

«El contexto multifamiliar se constituye como una minisociedad. Está formado por familias de distintos orígenes y con distintos problemas, pero los conflictos humanos son siempre los mismos, aunque puedan tomar formas variadas que dificulten la identificación de las semejanzas», dijo la licenciada María Elisa Mitre durante la apertura del II Congreso Internacional de Psicoanálisis Multifamiliar.

Y continuó: «Esta manera de ver la etiología de la enfermedad y la salud mental no es reciente; fue desarrollada a lo largo de más de medio siglo de trato cotidiano con pacientes esquizofrénicos y otras patologías, que asistían regularmente con sus familias a los grupos multifamiliares, primero en el hospital José T. Borda y luego en la clínica privada del doctor Badaracco. Allí, él pudo trabajar, ampliar y articular con esta forma de pensar, las teorías psicoanalíticas clásicas. La experiencia nos permite contar con evidencias teórico-clínicas suficientemente sólidas como para atrevernos a afirmar que la teoría cuenta con una base empírica y clínica importante».

Desde aquí, este abordaje se extendió al resto del mundo. En Italia, por ejemplo, hay unos veinte centros de salud mental con este modelo, mientras que en España ya funcionan en Madrid, Bilbao, Andalucía y Barcelona, entre otras ciudades. En la Argentina, existen grupos en los hospitales Borda, Moyano, Méndez, Alvear, en la Asociación Psicoanalítica Argentina y la clínica de día Ditem, según precisó Mitre.

Y mientras que los psicofármacos son muy efectivos, no garantizan la curación. «Los pacientes se enferman y se curan en la familia. La única forma de curarse es a través de una «virtualidad sana» (…) Cuando los seres humanos no cuentan con recursos para soportar el sufrimiento que les impone la realidad, disocian de su aparato psíquico su parte más auténtica para sobrevivir a este sufrimiento. Desarrollan entonces delirios, alucinaciones o pseudoidentidades que, en realidad, son denuncias crípticas de verdades que no pueden hablar directamente. Incluimos a las familias en este contexto de seguridad donde se logra que pacientes y familiares se atrevan a intervenir mucho más de lo que hubieran hecho en un contexto de grupo pequeño», explicó Mitre.