Hemos formado una familia respondiendo a una vocación: La de crear una vida nueva, con entusiasmo, con amor, con esperanza.

Y así comenzó nuestro camino, como una peregrinación, en la que nos encontramos con paisajes y escollos, alegrías y penas, dificultades y celebraciones y siempre siempre … acompañados por el Señor.

A veces lo sentimos muy presente y en otras Él caminó al lado nuestro sin que lo pidiéramos reconocer,  como los discípulos de Emaús.

Pero Dios desplegando su amor de Padre, nos ve siempre con la ternura que se mira a un bebe indefenso, nos busca y nos perdona, nos llama y nos mira, siempre comprendiendo nuestras necesidades.

Familias! estamos llamadas a ser testimonio de la alegría del amor para poder alentar así a los jóvenes de le belleza del matrimonio en el Señor.

El papa Francisco nos redescubre nuestra misión en la Exhortación apostólica AMORIS LAETITIA – LA ALEGRIA DEL AMOR

El amor de Dios se expresa «a través de las palabras vivas y concretas con que el hombre y la mujer se declaran su amor conyugal». Así, los dos son entre sí reflejos del amor divino que consuela con la palabra, la mirada, la ayuda, la caricia, el abrazo. Por eso, «querer formar una familia es animarse a ser  parte del sueño de Dios, es animarse a soñar con él, es animarse a construir con él, es animarse a jugarse con él esta historia de construir un mundo donde nadie se sienta solo.{321} AMORIS LAETITIA

Toda la vida de la familia es un «pastoreo» misericordioso. Cada uno, con cuidado, pinta y escribe en la vida del otro: «Vosotros sois nuestra carta, escrita en nuestros corazones […] no con tinta, sino con el Espíritu de Dios vivo» (2 Co 3,2-3). Cada uno es un «pescador de hombres» (Lc 5,10) que, en el nombre de Jesús, «echa las redes» (cf. Lc 5,5) en los demás, o un labrador que trabaja en esa tierra fresca que son sus seres amados, estimulando lo mejor de ellos.{322}

La fecundidad matrimonial implica promover, porque «amar a un ser es esperar de él algo indefinible e imprevisible; y es, al mismo tiempo, proporcionarle de alguna manera el medio de responder a esta espera». Esto es un culto a Dios, porque es él quien sembró muchas cosas buenas en los demás esperando que las hagamos crecer.{322} AMORIS LAETITIA