Fuente: ZENIT.org Esta es la conclusión de un informe hecho público el 5 de junio en Inglaterra. Reg Bailey, el primer director ejecutivo varón de la Mother’s Union, fue designado por el Departamento de Educación para llevar a cabo un estudio independiente sobre las presiones a las que están sometidos los niños y presentar recomendaciones al respecto.

Realizó entrevistas a un gran número de padres, junto a una investigación a fondo de los temas propuestos. Asimismo, 120 empresas y organizaciones presentaron diversas informaciones.

Al presentar sus conclusiones, Bailey comentaba: «Quiero devolver la autoridad de nuevo a manos de los padres para que puedan afrontar mejor las presiones sobre sus hijos y hacerles más fácil criar a sus hijos como ellos quieran».

El informe, titulado Letting Children Be Children: the Report of an Independent Review of the Commercialization and Sexualization of Childhood (Dejar a los niños ser niños: Informe de un Estudio Independiente de la Comercialización y Sexualización de la Infancia), identificaba cuatro temas clave que eran motivo de especial preocupación para los padres y para el público en general.

 

El tema 1 recibió el nombre de Fondo de las vidas de los niños, con el que se quería hacer referencia a la cada vez más sexualizada cultura en la que viven los niños. Muchos padres manifestaban sentir que esta cultura solía ser inapropiada para sus hijos.

El tema 2 se dedica a la ropa y a los productos y servicios para niños. El informe reconocía que estas cuestiones suelen ser ambiguas.

 

El tema 3 se centraba en el tema de los niños como consumidores. Sufren la presión de muchas fuentes al actuar como consumidores. Aunque el objetivo no es aislarles del mundo comercial, el informe señalaba que los padres se quejaban de que las empresas habían superado los límites a la hora de hacer publicidad.

 

El tema 4 intentaba dar voz a los padres. A los padres les falta en ocasiones la confianza para hablar sobre los temas que afrontaba el informe, y sienten otras veces que las empresas no prestan atención a sus preocupaciones.

 

La respuesta

En un intento de determinar cómo reaccionar a estos problemas, el informe observaba que se pueden adoptar dos enfoques muy diferentes.

El primero está a favor de intentar mantener a los niños completamente inocentes hasta que sean adultos, mediante un aislamiento de cualquier influencia negativa o eliminando completamente las presiones.

La segunda reacción tiende a aceptar el mundo tal cual es y concentrarse en ayudar a los niños a recorrer su propio camino a través de él.

El informe concluía que ninguna de las posturas es realista. Es preferible una combinación de ambas. Esto significa adoptar medidas para limitar la tendencia cada vez mayor a la comercialización y sexualización, y también ayudar a los niños a comprender y afrontar los peligros potenciales a los que están expuestos.

El informe señalaba también que la responsabilidad primera recae en los padres. “Para que los niños sean niños, es necesario que los padres sean padres”, decía. Al mismo tiempo los negocios y los medios de comunicación tienen que mostrarse más a favor de la familia.

De hecho, el informe señalaba que parte del mundo de los negocios y de los medios parece haber perdido su conexión con los padres. «Creemos que hay una marcada sensación de que los medios de radiodifusión actúan en ocasiones y de modo activo en contra de los padres», establecía el informe.

Un ejemplo de ello es la preocupación expresada por los padres de que los programas de televisión considerados tradicionalmente familiares, como los concursos de talento y telenovelas, empiezan a incluir cada vez más contenido sexual.

Esta búsqueda de los límites es un problema incluso mayor en el campo de los nuevos medios en los que hay poca regulación, observaba el informe. El material sólo para adultos es de fácil acceso por internet y a través de pago por vídeo y por medio de los móviles.

Entre las recomendaciones principales del informe estaban las siguientes:

– Poner restricciones de edad a los vídeos musicales para evitar que los niños compren vídeos de contenido sexual explícito, y controlar el momento en que los medios de difusión los emiten. Los vídeos musicales eran señalados por quienes han colaborado en la revisión llevada a cabo durante la preparación del informe y han sido uno de los principales temas en los últimos informes sobre medios. La preocupación se centra en la naturaleza sexual y violenta de las letras musicales y en las formas de bailar, altamente sexuales, que bordean lo explícito.

– Cubrir las imágenes sexuales en las portadas de revistas y periódicos para evitar la facilidad con la que están a la vista de los niños. Las revistas y periódicos con imágenes sexuales explícitas en sus portadas deberían cubrirse con una funda, y se debería animar a todos los puntos de venta a que adoptaran un modo adecuado de exponer sus publicaciones.

– Se debe invitar a los clientes a tomar la decisión de comprar o no contenido adulto en internet en casa, portátiles o teléfonos móviles, en vez de recibirlo automáticamente. Esto hará más fácil a los padres proteger a sus hijos.

– Las tiendas deberían ofrecer ropa a los niños más adecuada a su edad, y firmar un código de conducta sobre el diseño, compra, exhibición y comercialización de ropas, productos y servicios para niños.

– Debería restringirse la publicidad exterior con imágenes sexuales en los lugares en que un gran número de niños puedan verla, por ejemplo cerca de los colegios, guarderías y parques infantiles. Cuando se considere la colocación de anuncios con imágenes sexuales cerca de los colegios, se deberían aplicar las mismas restricciones que ya se aplican para la publicidad del alcohol.

– Dar mayor peso a las opiniones de los padres que a las del público en general a la hora de regular los horarios televisivos. El horario infantil, que se alarga en la actualidad hasta las 9 de la noche, la franja en la que ciertos programas adultos no deberían emitirse, se introdujo para proteger a los niños. Por ello, la programación para esta franja se debería desarrollar y regular dando mayor peso a las posturas y opiniones de los padres, en vez de a las de los espectadores en conjunto.

– Proporcionar a los padres una única página web donde les sea más fácil quejarse sobre algún programa, anuncio, producto o servicio.

– Prohibir el empleo de niños menores de 16 años como patrocinadores de una marca y en su comercialización, y mejorar la sensibilización de los padres ante las técnicas de publicidad y comercialización que se dirigen a los niños.

Reacciones

Las reacciones al informe han sido en general positivas. El primer ministro, David Cameron, se expresó a favor de una página web para que los padres señalaran los problemas, informó el 6 de junio la BBC.

También ha apoyado la recomendación de que sea más fácil bloquear la pornografía en la web y en los móviles.

Cameron anunció que celebrará una cumbre en octubre para ver qué progresos se están haciendo en las cuestiones planteadas por el informe. Invitará a participar a los comerciantes, anunciantes y representantes de los diversos medios de comunicación.

En cuanto las quejas sobre la ropa infantil inadecuada, el British Retail Consortium anunció unas directrices más estrictas, informaba la BBC.

La directora de relaciones públicas del consorcio, Jane Bevis, declaró que las directrices darán la tranquilidad a los padres de que las empresas están preocupadas por lo que visten los niños. Hasta el momento, nueve cadenas de tiendas han anunciado que seguirán estas directrices.

No todos están convencidos de que el informe sea bastante. De hecho, la organización para la que trabaja Bailey, la Mother’s Union, se ha mostrado crítica, informaba el 6 de junio el periódico Telegraph.

«No podemos estar de acuerdo con un estudio que considera que una postura meramente consensual será la más eficaz y que una mayor regulación o legislación debilitará necesariamente a los padres», afirmaba Rosemary Kempsell, presidenta de la organización.

Pidió un mayor grado de intervención del gobierno, afirmando que no deberíamos tener miedo de desafiar a la industria cuando está en juego el bienestar de los niños.

El tiempo dirá si las restricciones voluntarias, junto a la presión continua del público, serán suficientes para solucionar los problemas señalado en el informe.