Los obispos de la Región Patagonia- Comahue han dado a conocer un Mensaje para la comunidad con motivo de las próximas festividades, donde  para esta Navidad nos invitan a reflexionar sobre la familia y sobre la sociedad.
Queridos hermanos y hermanas:

El día de Navidad se acerca y queremos compartir con ustedes este mensaje, como lo venimos haciendo en los últimos años.

1. Celebrar la Navidad no es solo recordar un nacimiento sucedido hace ya más de 2000 años. Es celebrar un nacimiento actual. ¡Sí! Jesucristo, Señor de la Historia, nace hoy en nuestras vidas y en nuestra realidad patagónica. Así como la Santísima Virgen María y San José, junto a los pastores, lo recibieron en la primera Navidad en el pesebre de Belén, así también nosotros lo recibimos en esta Navidad en la realidad que hoy vivimos en la Patagonia.

2. Esta Navidad tiene una característica especial: acontece dentro del Año de la Fe que el Papa Benedicto XVI nos propuso vivir. En su carta “Porta Fidei”, nos alienta a “redescubrir el camino de la fe para iluminar de manera cada vez más clara la alegría y el entusiasmo renovado del encuentro con Cristo” (PF2).

3. “Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna” (Jn3,16). El evangelio de Juan nos enseña esta Buena Noticia que da Vida. Dios nos ama, y su amor es muy grande. Tan grande es que envía a su propio Hijo, nace de la Virgen María para entregarse por todos nosotros en la Cruz. Nos salva, venciendo la muerte, en la Resurrección, para que creyendo en Él tengamos vida. Aceptar vitalmente este acontecimiento, es encontrarse con Jesucristo, es comenzar el camino de la fe.

4. Para quienes por la fe hemos comenzado a recorrer este camino, este Año es la oportunidad de redescubrirlo, renovando nuestra pertenencia a la Iglesia ytestimoniando sus frutos en las circunstancias que nos toca vivir y en la realidad que se presenta a nuestro lado. Viviendo así este Año de la Fe seremos testigos para aquellos que caminan a nuestro lado y todavía no han encontrado la Buena Noticia o sienten que la han perdido.

5. Los invitamos a volver la mirada hacia el pesebre de Belén, pesebre que armamos en nuestras casas junto a los más chicos, pesebres vivientes que se representarán en nuestras comunidades ya cerca del día de Navidad. Nuestra mirada atenta descubre un núcleo pequeño pero central en la escena: la Virgen María, José y el Niño recién nacido envuelto en pañales y recostado en el pesebre. Allí está la familia, la Sagrada Familia de Nazareth. Pero al abrir nuestra mirada, contemplamos como esa familia está rodeada de otras personas, los pastores y los Reyes, que reciben al Niño en su realidad, y son atraídos por su presencia.

6. Esta doble mirada del Nacimiento del Salvador nos invita a reflexionar sobre la familia y sobre la sociedad.

7. Mirando las familias de la Patagonia queremos alentar a quienes en medio de tantas luchas cotidianas buscan un presente y un futuro mejor para ellos y sus hijos. Nos preocupan tantas familias que no tienen trabajo. Pero también nos preocupa en otras comprobar que el afán desmedido por obtener dinero y comprar bienes de consumo, hace que se descuiden los valores esenciales de la familia: la convivencia diaria, el diálogo, la alegría, la vida de oración. Familias así se convierten en fácil puerta abierta que lleva los hijos al flagelo de la droga y del alcohol. El clima familiar que se vive en torno a la fiesta de Navidad, es una buena oportunidad para replantearse actitudes y compromisos familiares para el nuevo año.

8. La sociedad debe ser de algún modo la gran familia que contiene sin excluir a nadie. Alentamos y acompañamos a todos los que trabajan por el bien común, y se empeñan día a día en construir un espacio social digno, acogedor y que permite el desarrollo de sus habitantes.

9. Pedimos prestar una especial atención a la convivencia social y a la salud, ya que son bienes indispensables para el crecimiento de una sociedad.

  • Una siempre más profunda convivencia social nos desafía. Hechos de corrupción, desprotección, muerte violenta y desapariciones van generando miedo ydesconfianza de los unos con los otros. Frente a esto cuántas veces recorremos caminos equivocados: “no te metás”, “hacé tu vida”, “arreglátela como puedas”, más rejas, más cárceles… A la luz de la Navidad descubrimos que el camino es otro: más organización comunitaria, más catequesis sobre la Doctrina Social de la Iglesia, más cercanía y acciones concretas para quienes sufren, más educación, más trabajo, menos ostentación de poder y dinero, más atención a los barrios periféricos de nuestros pueblos y ciudades. Es el Emanuel, el Dios con nosotros, quien nos permite construir la comunión entre las personas y una sociedad solidaria.
  • La atención de la salud de todos también urge un cambio. El cuidado de los enfermos en nuestros Hospitales y Centros de Salud, especialmente de los ancianos, nos permite honrar la vida, agradeciendo lo que recibimos de aquellos que nos preceden en el camino de la vida

10. Jesús, el Hijo de Dios, quiso nacer en un pesebre, no lo rechazó. El pesebre no es un lugar lindo, cómodo, confortable. Es cierto que le faltaban muchas cosas al Niño de Belén, pero estaba presente lo más importante para su vida: su mamá, la Virgen María, que lo envolvió en pañales y lo recostó en el pesebre y José que lo cuidaba. Hoy también nuestras familias y nuestra sociedad se presentan en varios de sus aspectos como el pesebre de Belén: con algunas carencias, pero con un amor generoso y sacrificado hacia sus hijos. Creemos que Jesús elige hoy nacer en este pesebre, no rechaza nacer allí. Este nacimiento renueva nuestra esperanza, porque demuestra que Dios nos ama y quiere una vez más caminar entre nosotros.Así, este nacimiento nos invita a elegir también nosotros el pesebre, es decir, elegir una vida en sobriedad sin ostentaciones, estar cerca de los necesitados, fundar nuestra alegría más en las personas que en las cosas, en la comunión de la familia.

11. Les deseamos de corazón una ¡Feliz Navidad! Que la celebración de la Eucaristía en la Nochebuena nos encuentre reunidos en Jesucristo, en el pesebre y en la mesa familiar con el deseo de renovar nuestra esperanza y brindar por una sociedad donde reine la justicia y la paz.

Virginio D. Bressanelli, scj obispo de Neuquén
Marcelo A. Cuenca , obispo de Alto Valle del Río Negro
Miguel Ángel D’Annibale, administrador apostólico de Río Gallegos
Joaquín Gimeno Lahoz , obispo de Comodoro Rivadavia
Esteban M. Laxague, sdb, obispo de Viedma
Fernando C. Maletti, obispo de San Carlos de Bariloche
José Slaby, C.Ss.R., obispo de la Prelatura de Esquel
Miguel E. Hesayne, obispo emérito de Viedma
Marcelo A. Melani, sdb, obispo emérito de Neuquén
Néstor H. Navarro y José Pedro Pozzi, sdb, obispos eméritos de Alto Valle del R. N.