Con la oración de junio, reflexionamos sobre Pentecostés, y rezamos en familia ofreciéndole al Espíritu Santo la llave de nuestro hogar para que lo colme del amor de Dios, y nos acerques la Alianza del Padre con Jesús.

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Evangelio según San Lucas, Capítulo: 24

1. El primer día de la semana, muy temprano, fueron las mujeres al sepulcro, llevando los perfumes que habían preparado.2. Pero se encontraron con una novedad: la piedra que cerraba el sepulcro había sido removida, 3. y al entrar no encontraron el cuerpo del Señor Jesús.4. No sabían qué pensar, pero en ese momento vieron a su lado a dos hombres con ropas fulgurantes.5. Estaban tan asustadas que no se atrevían a levantar los ojos del suelo. Pero ellos les dijeron: «¿Por qué buscan entre los muertos al que vive?6. No está aquí. Resucitó. Acuérdense de lo que les dijo cuando todavía estaba en Galilea:7. el Hijo del Hombre debe ser entregado en manos de los pecadores y ser crucificado, y al tercer día resucitará.»8. Ellas entonces recordaron las palabras de Jesús.

 

ORACIÓN DE LA CASA A SU HUESPED

“No saben que sus cuerpos son templos del Espíritu Santo, que habita en stedes y que han recibido de Dios?” (1 Corintios 6, 19)

Espíritu Santo, querido amigo compañía en este camino de la vida.

Porque Dios nos ama entrañablemente, nos regaló tu presencia de amor adentro de nosotros mismos.

Casi sin saber cómo, te encontramos viviendo en nuestra casa, y a veces te ignoramos, como si la casa estuviera abandonada.

Pero está habitada por tu suave presencia, que es el signo de que Dios no nos abandona.

Queremos darte la llave de nuestra vivienda para que la llenes del amor de Dios, y nos acerques la Alianza del Padre con Jesús.

Cuando esté fría, abrígala con el fuego de tus inspiraciones. Cuando esté desordenada, ordénala según el amor. Cuando sea atacada, defendela para que sigamos perteneciéndole a Dios. Cuando se deteriore por las luchas, el sufrimiento o el paso del tiempo, mantenla joven con tus consuelos, tu fortaleza y tu poder.

Cuando no haya luz en la casa, danos la claridad necesaria para que la oscuridad no nos llene de miedo y no pensemos que te fuiste o que siempre estaremos así. Cuando la casa se ensucie, de odio, orgullo, individualismo, mentira; cuando ciegos por el pecado, echemos al amor, volvé a traerlo, para que en la casa se respire la alegría de vivir.

Cuando la fuerza con que sopla el viento de las crisis nos haga pensar que la casa no va a resistir, invita a pasar a la fe, la oración y la esperanza; acompañados por ellas, será distinto esperar que todo pase.

Enséñanos a visitar otras casas, y a darnos cuenta de que también vivís en ellas y que son tan dignas como la nuestra.

Queremos abrazarte al encontrar en el hermano el corazón del Padre, el rostro de Jesús y el Amor entre ellos.

Querido huésped de nuestra casa, Espíritu Santo, fuerza de vida, enséñanos a creer, a orar, a amar, a esperar.

Que no habites dormido en la casa de los hombres; despierta vivo, presente y santificador en este barrio lleno de casas que es el mundo.

Para que arda como una hoguera y Jesús encuentre fe cuando vuelva.

Talla como un artesano la imagen del hombre nuevo en nuestro corazón, para que en la vida eterna el Padre nos dé una casa renovada y definitiva. Amén

INTENCIONES PARA REZAR:

  • Vení Espíritu Santo sobre nuestras familias, nuestros vínculos, nuestros hijos.
  • Ilumínanos como esposos para que la alianza matrimonial siempre esté viva en nosotros y seamos testimonio para todas las familias.
  • Arde con fuerza en nosotros para que tu Amor nos haga santos y sea ese mismo Amor que permanezca para siempre. Que podamos compartir ese Amor con los que no te conocen y ser testigos de que el llamado a la familia nos hace plenos y felices.
  • Vení a darnos fuerzas en aquellas circunstancias que nos cuestan enfrentar, danos sencillez, humildad, mansedumbre, sabiduría, entendimiento para acompañar a nuestros hijos, aceptarlos en sus opciones, sus crisis, enfermedades, crecimiento.
  • María, Guardiana de Nuestra Fe y Madre de la Palabra de Dios, enséñanos a recibir y escuchar al Espíritu del Padre como vos lo hiciste.